viernes, 13 de abril de 2012

“Cuenta de cobro ambiental”

“Cuenta de cobro ambiental”: Así lo aclara el profesor de la UN en Manizales Ómar Darío Cardona, quien, además, agrega que estas son las que se presentan cada año, entre mediados de marzo y finales de mayo (en el primer semestre) y durante septiembre, octubre y noviembre (en el segundo). Incluso estas lluvias son tradicionalmente reconocidas en expresiones como "abril, lluvias mil" y "la borrasca de mayo", que se deben a la variabilidad climática, en términos estacionales.
Por su parte, el profesor José Daniel Pabón, miembro del Departamento de Geografía y del Grupo de Investigación Tiempo, Clima y Ciudad de la UN, explica que el actual panorama meteorológico tiene que ver con las oscilaciones (ondas) que hay en la atmósfera y en el clima, que son del orden de 30 y 60 días y que activan o desactivan los sistemas que producen lluvias.
Pabón puntualiza que, gracias a la activación de esas ondas, unos días antes de Semana Santa, por ejemplo, hubo una desactivación de las lluvias. En este momento se presenta la fase opuesta a esas ondas, cuya reactivación durará esta semana y parte de la otra. Pero esto no quiere decir que dejará de llover, pues es la temporada. Los temporales podrían ser menos intensos o menos generalizados en el territorio colombiano.
Lo cierto es que el profesor Cardona define la actual situación como una cuenta cobro, desde el punto de vista ambiental, por la falta de prevención, precaución y gestión del riesgo, pese a que en la actualidad se hacen muchos esfuerzos y se trata de enfrentarlo.
“Es también un fenómeno de la variabilidad climática que se ha venido intensificando debido a los efectos del cambio climático. La ciudad debería estar haciendo una planificación más cuidadosa, teniendo en cuenta los aspectos de la gestión del riesgo en el futuro”, añade.
Inundaciones y desastres
Tras el periodo intenso de lluvias del 2010 y 2011, cuenta el profesor Pabón, la cobertura no está del todo seca y conserva la humedad de esos dos años pluviosos. Además, la primera estación de lluvias de la región andina satura los suelos rápidamente y se da la escorrentía y el crecimiento de los ríos y las quebradas.
Cardona señala que, cuando estas lluvias se encuentran con problemas de vulnerabilidad o de incapacidad de los sistemas de desagüe (propios de ciertas ciudades con mayor densidad poblacional y con construcciones más complejas), los desastres y emergencias pueden presentarse más a menudo.
Los desastres no están aumentando porque esté lloviendo más, continúa el experto, sino porque hay muchos más elementos expuestos. Se trata de un problema que enfrentan muchas ciudades del país (en general toda la zona andina) y al que se le suma la vulnerabilidad de las comunidades, una infraestructura insuficiente y canales en mal estado.
Prepararse para los embates climáticos
Diferentes instituciones han tratado de prepararse, pero es una labor de largo plazo. Incluso las personas afectadas en estos dos años no han podido ser atendidas del todo, pues aún no están los estudios para su reubicación. En tan corto tiempo es difícil organizar esos territorios.
El futuro próximo del clima, explica Pabón, va a obedecer al ciclo. En principio, lo que podemos tener es reactivaciones que nos traerán fuertes aguaceros (como los de estos últimos tres días, que, además de intensos, se han presentado en todo el país).
Teniendo en cuenta que los suelos están húmedos, los niveles de los ríos podrían mantenerse relativamente altos, por lo menos en abril y mayo. En junio empezarían a disminuir. Ese sería el panorama hasta mediados de mayo. Habrá que esperar la segunda temporada.

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