martes, 25 de septiembre de 2012

Escasez de recursos

Escasez de recursos:
Diversos estudios apuntan a la escasez de recursos naturales con la que nos tendremos que enfrentar en relativamente poco tiempo.
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Los informes sobre los problemas medioambientales parece que ya hacen mella en los políticos, al menos sobre algunos políticos retirados que ya no dependen de los votos. Un grupo de 40 líderes mundiales que incluyen a Bill Clinton o a Nelson Mandela advierten que la humanidad necesitará el equivalente en agua de 20 ríos Nilo para 2025 para poder abastecer de comida a una cada vez numerosa población mundial.

Factores como el cambio climático reducirá el suministro de agua a algunos países superpoblados como China e India en un plazo inferior a las dos décadas.

El líder canadiense Jean Chretien dijo que el futuro impacto político de esta escasez de agua puede ser devastador. Un ejemplo lo tenemos ya, según él, con el río Jordán en Oriente Medio.

Según el estudio del InterAction Council, el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas debería considerar este problema del agua como una de sus preocupaciones más importantes.

Cada año el ser humano usa 2800 kilómetros cúbicos de agua dulce procedente de ríos y lagos. Con mil millones de personas más para 2025, la agricultura mundial necesitará de otros 1000 kilómetros cúbicos de agua anuales para alimentarlas. Esa cantidad de agua es el equivalente a 20 veces la que aporta el Nilo o 100 veces la que aporta el río Colorado.

La mayor demanda se dará en China, India y EEUU debido al aumento de la población y al crecimiento económico. Para 2030 las demandas de agua dulce de sólo China e India excederán las reservas actuales.

El cambio climático agravará el problema y las sequías e inundaciones serán más frecuentes.

UN-Water coordina los esfuerzos de las Naciones Unidas sobre asuntos relacionados con el agua y ha organizado un congreso de políticos para el 25 de septiembre para buscar formas que hagan concienciarse sobre este asunto.

El informe señala conflictos políticos que ya tienen una componente relacionada con el agua, como la lucha por los acuíferos entre palestinos e israelitas, entre Irán y Afganistán sobre río Hirmand o entre Egipto y otras naciones por el Nilo.

Una manera sencilla de ahorrar agua es arreglar las cañerías que la transportan. Se calcula que un 40% del agua corriente municipal se pierde antes de llegar a las viviendas. Otra es elegir el tipo de cultivos más adecuados. En casos como Israel, en donde el agua escasea, es mejor plantar olivos o palmeras datileras que naranjos.

El informe dice que las mejoras en el abastecimiento de agua hará que las naciones necesiten 11.000 millones de dólares cada año. Se estima que por cada dólar gastado en este sentido se recuperan de 3 a 4 en la economía.

En la actualidad mil millones de personas no disponen de agua dulce y 2000 millones sólo tienen acceso a agua no potable. Cada día mueren 4500 niños por enfermedades derivadas de la mala calidad del agua.
Por otro lado, el economista y ecólogo Kenneth Hermele señala que la superficie finita del planeta limitará pronto la comida que comemos, el ganado que tenemos, el combustible que quemamos, el papel de nuestros libros o el algodón de nuestra ropa. Se necesitará todas estas cosas y más para los 9000 millones de personas que seremos dentro de poco.

En su tesis Hermele trata de demostrar que la lucha por la tierra se está intensificando rápidamente. Este investigador ha estado realizando estudios de campo en Brasil, donde la caña de azúcar se ha venido cultivando para obtener etanol desde hace 40 años. Según él, incluso en un país tan grande como Brasil no hay tierra de cultivo suficiente para obtener biocombustibles, comida o ganado sin que afecte a la biodiversidad o al clima. Según Hermele lo mejor sería preservar los bosques para poder estabilizar el clima.

Aunque la caña de azúcar no crece en la selva, los cultivos de caña reemplazan los cultivos se soja que se trasladan a lo que era previamente selva amazónica o a pastos para el ganado de la misma procedencia.

La pugna por tierras de cultivo se ha intensificado fuertemente en años recientes. Los países ricos toman el control de la tierra de cultivo de los países pobres a través de acuerdos. El resultado es la desaparición de los recursos ecológicos de estos países pobres, la deslocalización en ellos de industrias contaminantes o directamente se les usa como vertedero de productos peligrosos.

“Uno de los resultados de esta lucha por la tierra es la reaparición del fenómenos de acaparamiento de la tierra”, dice Hermele. Añade que los acaparadores de la tierra cubren un amplio espectro, desde gobiernos de países a compañías de fondos de pensiones que usan la tierra de los países en desarrollo para especular. El patrón tiene reminiscencias de la división colonial del trabajo.

Hace unas semanas se lanzó la voz de alarma debido a que ya hay algunos países africanos en los que el 50% de la tierra de cultivo está en manos extranjeras, principalmente de China.

Kenneth Hermele sostiene que Robert Malthus (1766–1834) podría tener razón al final.
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Fuentes y referencias:

Notiica en Scientific American.

Nota de prensa.

Foto: NeoFronteras.

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